miércoles, 21 de noviembre de 2012

La oruga y la mariposa




Ella era niña de pieles vírgenes
Nada sabían de la caricia ni del beso,
Él era hombre de experiencia
Que a nada temía en los callejones del placer,
Y el destino quiso en su ironía
Cruzar sus pasos, enredar sus vidas,
Así terminó la jovencita
En el calor de aquellos brazos…

Con cuanto miedo entregó su primer beso,
Para sentir el sabor de otros labios,
Y con cuanto desatino sus manos
Recorrieron el cuerpo del muchacho
Mientras temblaba como una hoja al viento
Y se resistía al impulso del corazón,
Frágil diadema de temores
Cuando el miedo es la peor prisión…

Y el que la tenía tan suya
Y sabía doblegarla con el toque más suave
Dejó que se escurrieran los encuentros
Sin una sola vez propasarse,
Quien pudiera saber que a su pecho
Lo asfixia el peso de una mortaja,
A él, el que todo lo puede
Lo vence el dolor de una herida…

Más llega el día muriendo noviembre
En que enredados en un mismo lecho
Ella por fin pierde el miedo
Y se hace mujer cegada por sus besos,
Y él, él sueña de nuevo, con esperanza
Mientras la abraza, la quiere, la ama
Porque la hace suya, como hoy para siempre
A ella, que era niña de pieles vírgenes…

Kevin Heves Maranetto Vranich

21/11/2012


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Como todo principio del fin

Como en toda historia de amor
Empezó con una sonrisa y una flor,
Un primer encuentro en primavera
Un abrazo, una caricia y un beso,
Y sus corazones se llenaron de sueños,
Construyendo cada día nuevos recuerdos
Ese paseo en la playa, el otro en el parque
Momentos simplemente inolvidables…

El sentimiento crecía día a día,
Con cada puesta de sol,
Con cada salida de la luna
Y las estaciones fueron pasando
Como un registro monótono del tiempo
Y el calor de aquel primer fuego
Fue ardiendo de diferente manera
En uno crecía, en otro se extinguía…

El brillo de aquellos ojos oscuros
Que bebían la mirada de los ojos claros
Temían en su fuero interno
Que la hoguera que calentaba su pecho
Era arrasada por cada nuevo suspiro
Cuando al fin, a un “te quiero”
Lo respondió el sonido del silencio
Cenizas apenas de lo que “a sido…”

Él quizás no se dio cuenta
Que era siempre quien la buscaba
Cada uno de los encuentros clandestinos
Era él, y no ella, quien los provocaba,
Así, como un perro al final se cansa
De perseguir insaciable la punta de su cola
El fin comenzó cuando decidió una vez no llamarla
Como en toda historia de amor...

Kevin Heves Maranetto Vranich

14/11/2012


miércoles, 7 de noviembre de 2012

De gran espíritu II



La tuvo en sus manos solo un momento
La suerte apenas quiso darles tiempo
Tentarlos con el sabor de aquellos besos
Con sabor a miel y descubrimiento
Y el aroma de aquello que es nuevo
Impregnando con caricias sus pieles ardientes
En el temblor inconfundible de lo desconocido
En la mirada de esos ojos con el color del firmamento…

Pero solo una oportunidad hubo de entrega y deseo
Para estremecerse en los brazos de quien te quiere
Y bajo la misma luna, los mismos astros
Con un suspiro se dijeron “hasta luego”,
Y la dejo a ella en la puerta de su casa
Con una sonrisa que nada borraría
Y el marcho cabizbajo, pensativo
Con la preocupación de no saber cuándo volvería…

Los separaron las horas y la distancia,
Los días, las noches, los ríos y las montañas,
Ella lo añoraba mientras la música sonaba
Y cada estribillo, cada compas se lo recordaba
Y de recuerdos su mirada se inundaba;
Aquellos besos, aquellas caricias, aquellas palabras,
Y se dormía cuando el sueño al fin la derrotaba
Pensando en el, su futuro juntos, el mañana…

El tan lejos, donde no llegan las palabras
Sentía que su corazón se desangraba
No había consuelo para que su joven amada
Estuviera tan lejos que sus brazos no llegaran,
Y se iba muriendo mientras sus fotos miraba
Atrapado por el destino y la distancia
Pero si debía morir, moriría feliz, sonriendo
Porque la tuvo en sus manos así sea un momento…

Kevin Heves Maranetto Vranich

01/11/2012