Luego de nuestro adiós, me preguntaste
Cuando los meses habían pasado
Si en ese tiempo había extrañado
Algo de nosotros dos,
Recuerdo mi silencio incómodo
Incluso decirte, despechado, que no
Y marcharme apurado
Con un nudo en el corazón…
¿De dónde sacar las fuerzas
Para admitir tanto dolor?
Extrañar dices, querida mía
Tantas, tantísimas cosas son
Las que llenaban entonces mi vació,
La que daban consuelo al pecho mío,
Las que estaban en los momentos malos
Y los hacían momentos buenos…
Pero si algo extraño, amada mía
Es despertar por las mañanas
Y que la primer luz del amanecer
Sea el brillo de tu mirada
Y el primer calor del sol
Sea la tibieza de tu beso
El ansia de tu cuerpo
Que se enreda junto al mío…
Que descanses en mi pecho
Refugiarme en tu cuello
Amanecer sabiendo que eres mía
Que duermas sabiendo que te pertenezco,
Todo esto debí decirte,
Cuando guardé aquel silencio
Y te dije “no”, Mintiendo
Cuando luego de nuestro adiós, me
preguntaste…
Kevin Heves Maranetto Vranich
02/09/2015
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