Una noche como
cualquier otra
Él la tomó entre
sus brazos
La arropo con el
abrigo de su piel
La llenó con el
calor de sus besos
Le dio de beber
la pasión de su sangre
Y la hizo suya en
aquel mullido lecho
Como lo hace un
hombre que ama a una mujer
Y la quiere para
sí, para siempre…
Más la mujer se
dejó hacer
Como muñeca de
blanca porcelana
Así recorrieron
sus manos frías
El cuerpo
ardiente que la poseía,
Se estremeció en
el momento final
Como lo marcaba
la rutina,
Gimió donde hubo
de gemir
Y dijo amar cuando no amaba…
Y en la
inmensidad infinita del cielo
Se apagó una
estrella, cual si fuera vela al viento
Y en aquel rincón
de la tierra
Un hombre moría
de sufrimiento
Al saberse ya
abandonado
Cuando aquel amor
de su vida
Suspiraba ya con
agonía
El fin crudo e
inevitable…
Más la naturaleza
en su sabiduría
Cuando del negro
cielo una estrella apaga
De sus cenizas
prende una nueva
Con más brillo,
con más calor;
Así en la cama de
aquel hombre
Cuando el amor
sagrado le abandono,
Lo ocupo una
nueva esperanza
Una noche como
cualquier otra…
Kevin Heves
Maranetto Vranich