La parca llegaba
tarde al encuentro
Y el pobre hombre
miraba el reloj
Suspirando por el
retraso
De tan añorada
amiga,
Sentado en el
reborde de la calzada
Frente a una casa
de paredes grises
Con grandes
ventanales transparentes
Que daban directo
al sur…
A la sombra de un
sauce descansaba
Aquel sujeto de
mirada alicaida,
Ojos más bien
oscuros y tristes
Que parecía el
alma te atravesaban,
Sus manos
gastadas con los años
Con algo de
temor, quizás, temblaban,
Surcadas por
arrugas incontables
Por la huella del
tiempo manchada…
Una niña inocente al pasar
Lo miro algo asustada
La madre le reprendió
en silencio
Observándole con
detenimiento,
Una jovenzuela de
polleras cortas
Paso prendida a un
enamorado
Más nadie acudió en
la ayuda
Del moribundo
anciano…
Cuando la vio doblar la esquina
Toda negra, bien trajeada,
Guadaña en mano,
ojos rojizos
De sus prisas y
entusiasmos
Se puso de pie
con tal impulso
Que perdiendo el
equilibrio cayó en la calle
Frente al veloz
rodado que pasaba
Para la parca,
que llegaba tarde al encuentro…
Kevin Heves
Maranetto Vranich
26/04/2012