En la oscuridad del cielo brillan
Quince relucientes estrellas
Que compiten rudamente entre ellas,
A ver cuál de todas más hermosa,
Y así una proclama airosa,
Con toda su entrega y hermosura,
Que ninguna de las otras, iguala su dulzura,
Y así la segunda, se dice la más encantadora…
La tercera llegada su hora,
Proclama sus besos los más cautivantes,
La cuarta se deleita con sus ojos de diamante,
Y la quinta con sus caricias de frágil suavidad,
Y la sexta indica, sin ninguna vanidad,
Que su corazón será el que ame más fuerte,
La séptima se digna de su suerte,
La octava de su gracia y diligencia…
La novena, alardea su experiencia,
La decima su buena compañía pronuncia,
Así la onceaba con vos fuerte anuncia
Que su querer es el más sincero,
La siguiente tiene los mejores sueños,
Y de aquella dos rivales faltantes,
Una calla su modestia flamante,
Y la otra su escuchar paciente…
Si supieran las estrellas inocentes,
Que en quince días que son contados,
Las tomare juntas en un puñado,
Y envueltas como regalo en fino papel,
A una inocente criatura yo las entregare,
Y desde entonces su fulgor infinito por vez primera,
Iluminara los ojos de la quinceañera
Y en la oscuridad del cielo ya no brillan
Kevin Heves Maranetto Vranich
10/05/2009
Quince relucientes estrellas
Que compiten rudamente entre ellas,
A ver cuál de todas más hermosa,
Y así una proclama airosa,
Con toda su entrega y hermosura,
Que ninguna de las otras, iguala su dulzura,
Y así la segunda, se dice la más encantadora…
La tercera llegada su hora,
Proclama sus besos los más cautivantes,
La cuarta se deleita con sus ojos de diamante,
Y la quinta con sus caricias de frágil suavidad,
Y la sexta indica, sin ninguna vanidad,
Que su corazón será el que ame más fuerte,
La séptima se digna de su suerte,
La octava de su gracia y diligencia…
La novena, alardea su experiencia,
La decima su buena compañía pronuncia,
Así la onceaba con vos fuerte anuncia
Que su querer es el más sincero,
La siguiente tiene los mejores sueños,
Y de aquella dos rivales faltantes,
Una calla su modestia flamante,
Y la otra su escuchar paciente…
Si supieran las estrellas inocentes,
Que en quince días que son contados,
Las tomare juntas en un puñado,
Y envueltas como regalo en fino papel,
A una inocente criatura yo las entregare,
Y desde entonces su fulgor infinito por vez primera,
Iluminara los ojos de la quinceañera
Y en la oscuridad del cielo ya no brillan
Kevin Heves Maranetto Vranich
10/05/2009
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